cabecero4

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jueves, 14 de junio de 2012

¿Quién eres tú para decirme eso?



Imaginemos la siguiente situación: hay tres personas estudiando en una biblioteca, dos de ellas en una mesa y la tercera en la mesa contigua. Los dos que están juntos hablan demasiado alto, y el tercero les dice que no molesten, que es una biblioteca y que está intentando estudiar.

Los otros dos se miran, y uno le dice:

-          el otro día también hablabas tú y molestabas, ahora no te quejes, te aguantas.

Vamos a ver, esto es muy típico, y situaciones semejantes también lo son. Uno se defiende de un argumento atacando a la persona que lo está defendiendo, en vez de atacar el argumento. Esto se llama falacia ad hominem.

El que molesta le dice al otro que tiene que aguantarse, considera que es mucha cara dura exigir hacer algo que luego el otro no hace. Pero no importa quién le diga que tiene que dejar de molestar. En la biblioteca hay unas normas y hay que cumplirlas, no importa quién te lo diga. El mensaje es el mismo, y no es más o menos correcto según quién te lo dice.

Uno no puede permitirse la licencia de cumplir o no las normas según lo que hagan los demás. De esta manera, el hecho de estar con una persona que ha incumplido una norma otorgaría a los demás el privilegio de saltársela. ¿Cómo puede ser esto, que una norma se cumpla en función de con quién trates?

Recuerdo en la gran película “Espartaco”, cuando los primeros esclavos se rebelan y consiguen someter a sus amos. Unos cuantos toman a dos aristócratas romanos y los obligan a pelear a muerte, como si fueran gladiadores. Cuando Espartaco ve lo que han organizado, grita escandalizado: ¿nos hemos convertido en romanos?


La falacia ad hominem se ve mucho en el mundo de la política. En vez de atacar el argumento del interlocutor, muchos lo que hacen es atacar al interlocutor mismo. Y esto se repite constantemente, es un clásico en los debates.

Imaginemos otra conversación, un debate muy simplificado entre un miembro del PSOE y un miembro del PP:

      -      Estáis recortando mucho en educación e investigación, eso no está bien.

      -      Vosotros hicisteis lo mismo, así que a callar.

El PP no tiene manera de legitimar sus recortes y sus acciones, no puede defender sus argumentos, perdería el debate. Lo que hace entonces es atacar a su interlocutor, y da la sensación de que gana. De que tiene razón. Pero no argumenta, no explica. Si pudiese hacerlo lo haría, no tendría necesidad de atacar al contrario. “Yo soy malo, pero mira también al otro, qué hipócrita”.
Parece que es el que tiene razón, que es el bueno, el listo y el mejor. Pero no es así. Tiene políticas impopulares y las protege con falacias, con mentiras o con evasivas. También Zapatero era bueno con sus juegos retóricos. El caso es dar la imagen de estar en posesión de la razón, y así ganar unos votos. Si todos los votantes tuvieran unas nociones básicas de argumentación lógica, otros estarían gobernando, y mucho mejor irían las cosas ahora.

Creo yo.

4 comentarios:

  1. Cada vez más empiezo a valorar el valor de la síntesis y es por eso que he decidido reducir lo anteriormente escrito (en lo que estoy de acuerdo con el autor y él lo sabe) a esta frase de mi cosecha: “No importa a quién pertenece la voz del que dice la verdad“

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  2. Pues si que es buen resumen, mola para quedar bien. Lo usaré diciendo: "Citaré al profeta Isaías, 9:5" Vi una frase que resume lo mismo en "El Gran Debate", con Gordillo. Él y los del SAT decían que su acción en el Mercadona era de protesta contra los auténticos ladrones culpables de la crisis. Los periodistas decían que ellos hicieron algo ilegal, también un robo. Gordillo contestaba: "Hay que fijarse en la Luna, no en el dedo que la señala". Con la Luna se refería a aquellos banqueros ladrones.

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  3. Pues si que es buen resumen, mola para quedar bien. Lo usaré diciendo: "Citaré al profeta Isaías, 9:5" Vi una frase que resume lo mismo en "El Gran Debate", con Gordillo. Él y los del SAT decían que su acción en el Mercadona era de protesta contra los auténticos ladrones culpables de la crisis. Los periodistas decían que ellos hicieron algo ilegal, también un robo. Gordillo contestaba: "Hay que fijarse en la Luna, no en el dedo que la señala". Con la Luna se refería a aquellos banqueros ladrones.

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